Cielo

Acerca del punto exacto en el que noche y amanecer se dan la mano…¿hay algo escrito? Un brote dirá que no sabe, un pájaro dirá que sí, una hormiga escuchará al viento. Temperatura, aromas, la sombra en el jardín se preguntará qué hacer con tanto silencio.

Soles y lunas flotando sobre el tiempo y la marea de la vida, acompañan el pulso vital desde una semilla anterior a la prehistoria. La oscuridad y la luz, todo lo que ya se ha dicho al respecto. Pero…¿qué hacer con la posibilidad de  los colores? No creo que se haya mencionado algo sobre el sabor nublado de una nube o el canto verde de un zorzal. Hay añiles vagabundos, rosas perspicaces, celestes como el cielo completo que pocas veces observamos con atención. Allí,  un astronauta podrá soñar que habita una estrella, una libélula se podrá distraer con la misma frecuencia que una abeja, la aurora tenderá su mano a las horas lentas de la mañana.

 

© Nicolás García Sáez