Surf en el cielo (1993) es una fiesta, una gran danza en el firmamento. Sobre una superficie indefinida de un azul terroso, los moebios bailan, juegan y se deslizan de un punto a otro sobre unos ligeros trazos ocres. Desplegados en el plano, forman una galaxia. Se atraen y se desprenden y se vuelven a reunir, hacen valer la física de los cuerpos, la ley de la gravedad es coreografiada. Como en Kung Fu (1999), algunos fingen perder el equilibrio, pero no, siempre se sostienen. Cada postura se complementa con otra, en dirección contraria. Los moebios parecen extasiados y en su baile frenético vuelven polifónico el espacio de la pintura. Sin embargo, la agitación se ordena en una estructura compositiva armoniosa. Son como pulsos reverberando en el espacio pictórico, formando secuencias de notas en una frase gestual, al ritmo del funky.
Texto: Florencia Suárez Guerrini