Los tenderos de siempre / Trabajar en BCN

La ciudad canta sin grillos a las seis y pico de la tarde. Cielo turquesa intenso, postal afortunada de este invierno catalán. Atrás quedan las tentadoras vidrieras atestadas de parafernarnalia cibernética de la Ronda de Sant Antoni. Me dirijo al encuentro del coloso de la zona, inmóvil, coronando su esquina.

Algunos pocos puestos encendidos, la iluminación tenue, indican el final de una jornada. El ambiente húmedo, los pisos mojados, acusan el fragor de las mangueras. Una hilera de besugos, otra fila de lubinas, calamares y merluzas conviven en celosa armonía bajo un manto de hielo triturado. Tres dorados se revuelven en abrazos dentro de una bolsa de plástico. Miguel entrega la mercadería, anota en una libretita, ordena, desordena, vuelve a ordenar. Aprecio también en la parada gambas amontonadas, sepias, palangres boquiabiertos, salmones, atunes, sardinas y un pez emperador.

Miguel se levanta durante casi toda la semana a las dos de la mañana. Observa, selecciona y compra su mercadería y, a las cinco y media, se dispone a preparar su muestrario. El Mercat de Sant Antoni recibe a sus primeros compradores a las 8.30 horas. Entran por sus puertas señoras elegantes ataviadas con un look matinal de colores pasteles, caballeros bien dispuestos a sorprenderse -hacia la hora del almuerzo- con un lenguado al roquefort. Se bebe, se charla, se come y se sigue comprando mientras la tarde sigue su rumbo.

Con las fiestas a cuestas en su retina, el tendero siente un poco de nostalgia por los tiempos de gloria del mercado: “Si, ahora se vende menos por la cantidad de supermercados que hay. De cincuenta personas que venían, ahora vienen cinco, aunque tengo clientes que vienen desde que estoy aquí, hace 39 años, tengo 64, calcule, mucho tiempo”. Miguel P. es catalán, “hijo de Barcelona”, me aclara, y de padres granadinos y alicantinos; está casado, tiene dos hijos y piensa seguir trabajando hasta que se retire.

Son casi las 20 hs. El Mercat bosteza sus últimas luces y se despide hasta mañana.

 

© Nicolás García Sáez / Texto y foto

Trabajar en BCN / Diario ¨Metro¨/ Año 2004 / Barcelona

“Trabajar en BCN” fue una sección de mi autoría, que se publicaba semanalmente en aquel diario europeo y en la que indagaba en oficios y labores fuera de lo ordinario, que se realizaban en la ciudad de Barcelona.

Metro fue el diario gratuito más importante del mundo. Contó con 24 ediciones, en 16 países y en 15 idiomas. Se distribuía y difundía en Barcelona, Madrid, Estocolmo, Gotemburgo, Malmö, Copenague, Helsinki, Praga, Budapest, Amsterdam, Atenas, Milán, Roma, Varsovia, Santiago de Chile, Filadelfia,Toronto, Montreal, Boston, París, Marsella, Lyon, Hong Kong y Seúl. (año 2002)

Ejemplar impreso a disposición del/la interesado/a