Festival de cine fantástico y carnaval / Corresponsal x 2

Festival de cine fantástico de Sitges

“Intentemos siempre comprender la realidad y, en lugar de imitarla, creemos cosas equivalentes”, dijo Salvador Dalí mientras observaba un huevo inmenso que crecía en el tejado de su casa de Port Lligat, cercana a Cadaqués. En Sitges (no tan cerca, pero tampoco demasiado lejos de allí), por estos días, parecen estar cumpliendo al pie de la letra la sentencia dictaminada por el pintor de Figueras, cuyos bigotes puntiagudos siempre apuntaban hacia el cielo.

La apacible localidad de la costa del Garraf vive estas jornadas con intensidad, mientras se reafirma como el punto de reunión donde se proyecta el mejor cine fantástico del mundo. Material fílmico de primera calidad presentado y representado por profesionales que hacen del terror y la ficción un entretenimiento. Directores, actores, equipos de producción y promoción, técnicos , empleados y operarios de los cuatro puntos cardinales, desarrollan sus labores con eficacia y talento y asombran a un público ávido de experiencias visuales impactantes. Valgan de muestra algunos botones para señalar el tejido con el que están confeccionados los eventos del festival: maratones nocturnas con los monstruos más espantosos hacen las delicias del espectador los fines de semana. Entradas agotadas para Kill Bill, la nueva de Tarantino. Buena acogida de crítica y público para el ciclo dedicado al último grito de la ficción oriental. La sonrisa mona lisa de Silke.

Por otro lado, los eventos con ingreso gratuito respiran el perfume más underground, o las sesiones matinales con la pirotecnia de efectos especiales del cuarteto Alien que se dan en el viejo cine nos transportan a otros planetas mediante esa maravillosa nave espacial de butacas un tanto incómodas. Hasta el 7 de diciembre hay tiempo para disfrutar de esta fiesta con una programación que es, vamos, de miedo.

Carnaval de Sitges

Vibró el aire, vibró el agua, vibraron las olas del Mediterráneo. El mismo tiempo vibró con la llegada del Rei (con i catalana) Carnestoltes, el jueves por la noche. El viento frío se derretía con el artificio decibélico y la arenga erótica que pregonaba la hija del rey, desde el balcón del Ayuntamiento. Algunos metros debajo, la gente danzaba al compás del son y la tierra sitgetana daba comienzo a uno de los carnavales más intensos de Europa.

El viernes y parte del sábado, la lluvia tiñó de plata el asfalto. Hubo ensayos, preparativos, bailes bajo techo y fiestas para niños. El domingo fue otra cosa. La Rua de la Disbauxa, con sus 52 carrozas, se convirtió en un estruendo psicoanárquico multiplicado por cientos de miles de voces y cuerpos disfrazados que se entremezclaban, estrechando sus lazos en una megasuperfiesta del nunca acabar. Carcajadas y plumas, lentejuelas y guiños de un ligue frenético, la sensualidad en la flor de su piel, el extraño sabor de jugar a ser otro detrás de una máscara. Pasó la reina Kachunga con sus gorilas y me acoplé al séquito, disfrazado con un mix de Jean Paul Belmondo y Miliki en los 80. El tecno zamba lamiendo las paredes, neones variopintos que hasta las tantas siguieron su ritmo, anunciaron un azul de madrugada que invitó al descanso. La fiesta sigue hoy, en la Rua de l’extermini y finalizará mañana con el tradicional entierro del Carnestoltes, en la Platja deLes Barques.

© Nicolás García Sáez / Diario ¨Metro¨ / Corresponsal*

Año 2003 / 2004 , Sitges

Ejemplar impreso a disposición del/la interesado/a