La dama y el caballero (capítulos 1 y 2)

Capítulo 1

La dama

Se plantea el siguiente dilema: tenemos a un hombre y a una mujer en igualdad de condiciones estéticas. Sin embargo, a la hora de la conquista,  la mujer atrae a ejemplares masculinos con atributos superiores a los que ella posee. Mientras tanto, las exigencias del hombre son bastante más discretas.

El típico hombre pensaría que es debido al aparente poder que ejerce cierta belleza femenina, pero es él quien pone el “cut off” o valor de corte. Está entusiasmado con su deseo sexual. Su propia naturaleza o programación biológica lo lleva a querer acercarse a las féminas que vislumbra en el horizonte. Su comportamiento se sustenta en una producción millonaria de espermatozoides, aunque no los use para procrear y solo disfrute de amores plastificados (si es que se cuida). Por un lado, le llama la atención que algunas mujeres sean cada vez más exigentes, ofreciendo a cambio poco y nada y, por otro, él no es demasiado selectivo, a veces le cuesta contemplar una relación más allá de las sábanas. En caso de hacerlo, la elección implicaría observar otros aspectos.

 El caballero

El Pitecantropus Erectus solo piensa en hacer ejercicio físico mientras apunta hacia las nubes con su lanza de Cupido. Sesgado es señalar esto, ya que en su deambular también puede incluir un tour hacia el mundo de los diamantes de humo.

La dama distraída tomará con pinzas aquello que solo puede utilizar para arreglarse las pestañas. Una dama atenta sabrá zambullirse en el Océano, contonearse entre un bolero de fuego o la lengua Stone sentada en un buen sillón. Hay perlas que reverberan con el sol y otras que solo pueden ser encontradas con la luz de la luna. Millones de seres nos habitan, a millones hemos superado para llegar invictos hasta acá. El agotamiento puede ser un hogar discutible, pero la serenidad suele ser el mejor lugar para entonar el tono idóneo de la voz. Los horizontes están teñidos por la niebla cuando hay un marinero sin destino. El capitán de un barco sabe que un faro es el espejo del mar.

 La dama

Por otra parte, la mujer, también, natural a ese programa instintivo, tenderá a buscar al mejor ejemplar posible, alguno que se destaque en la tribu que debe estar, como mínimo, a su nivel económico/ intelectual o, con preferencia, superior. A todo esto se lo conoce como hipergamia. Según la psicología evolutiva, la hipergamia es una tendencia psicológica creada por la adaptación (evolutiva). Las ventajas de aparearse con hombres que están en posiciones socialmente ventajosas son claras. Esto explicaría por qué los hombres de mayor estatus social y/o económico resultan más atractivos, sin importar la belleza física. La mujer lleva la carga inconsciente de la procreación. El hombre “puede” cuidar a su descendencia, pero la mujer “debe” hacerlo. La búsqueda masculina se basa en la apariencia. Los hombres tienden a desear a mujeres atractivas y, en lo posible, más de una. En general, desde una base sencilla, se orientan hacia determinados marcadores de fertilidad :caderas anchas, cuerpo fuerte, etcétera.

 El caballero

Júpiter le enseñó a nadar a su retoño en las aguas turquesas del Mediterráneo. Hércules probó su fuerza, se enamoró, derramó una lágrima y sanó. Los amaneceres fueron cada vez más precisos y coloridos. Cuando se cumple la mitad casi exacta en el devenir de un año, se puede percibir algo, tal vez remoto, al mundo interno y el externo, ya hay un lazo, el primer recuerdo. La infancia es un lugar muy poderoso, la primera semilla en el camino, los brotes pueden ver la flor y los pétalos crecer para dar cobijo o alimento. La búsqueda es infinita, pertenezca a un pétalo o a una flor, que vuelve a reflejarse sobre el bosque y el árbol, con su tronco y su rama dando vida al brote. Es una coincidencia maravillosa cuando es mutuo, pero en soledad suele tener el encanto de una góndola atravesando el Puente de los Suspiros.

 La dama

La mujer con una polaridad femenina muy marcada, da más vueltas que una calesita, está atrapada en el tiempo, tiene que pensar en todo, proyectar, no es cuestión de ir por la vida besando ranas como si no hubiera un mañana. Necesita estar segura de cada paso que da. Los objetivos son diferentes. El hombre apunta hacia la cantidad y la mujer hacia la calidad.  Dentro de esa cantidad el macho alfa buscará a la más linda que esté a su alcance y con la que pueda empatizar.

El ejemplar masculino típico lleva mujeres a su cama, es un hedonista, la sociedad lo aplaude, dice que en un año puede estar con una cantidad importante de ellas. Y acá viene lo contradictorio, porque su polo opuesto, la mujer que se percibe a ella misma con ¨alto valor¨, puede ser extremada y desorbitadamente selectiva, alguien que tal vez consiga entusiasmar a las que se proclaman “empoderadas”, o a alentar a algunas que avanzan sobre los hombres, feminizándolos o evitando lo que les susurra su naturaleza de cazadores.

 El caballero

Las ranas vuelan sobre el estanque para ver su figura flotando sobre el agua, una burbuja entre el mar. Los sapos son animales prehistóricos que, junto a las tortugas, lagartijas y otras delicias del tiempo suspendido en la eternidad, conforman una fauna. En cofradía, suelen ser cómplices de la estulticia, beodos lacrimógenos o centinelas de la algarabía.

El gallo que canta al mediodía se pierde las horas sagradas que regala el Alba, con todo su silencio. La rana que besa al príncipe quiere transformarse en reina, pero el príncipe se transforma en sapo y el reino se hunde en el pantano. Debajo del agua es cuando sucede lo más interesante.

 La dama

Los “gurúes” de las relaciones (abundan por internet) opinan que cuando el hombre quiere atraer a una mujer que se percibe de alto valor, no alcanza con una cara linda, tiene que intentar lograr la mejor versión de sí mismo porque esa mujer también podría llegar a serlo…con ella misma. De lo contrario, conseguirá amores esporádicos o relaciones con mujeres de belleza hueca, y así la hoguera no es sostenible. Los “expertos” sostienen que los hombres valoran el atractivo físico y en base a esto eligen, mientras que las mujeres, en general, valoran el estatus económico y social. La hipergamia juega un rol fundamental en la dinámica del mercado de parejas, y se ha observado que tiene mayor predominio en los países más pobres.

Según mi opinión (nada experta, estudiando el tema) no todo es tan blanco o tan negro porque, al fin y al cabo, anhelamos amar y ser amados. El amor surge solo. Es insondable. Cuando llega, el mundo y todas sus tonterías se desvanecen.  Mientras tanto, para escapar de esos programas instintivos, podemos dedicarnos a cultivar cuerpo, mente y espíritu. La vida es maravillosa con o sin príncipe azul, con o sin conejita de Playboy.

 El caballero

Las fogatas en invierno invitan a que un comensal solitario haga círculos con sus dedos sobre el borde de una copa de vino para que llamen a la lejanía de un cuenco tibetano. Esa misma sombra puede emprender un baile para  estrenar el vestido ajeno, el traje propio, un abrazo que los una. Junto a ella su pan y cebolla, su caviar titilando en el agua.

Cupido acierta con su lanza y la nube anuncia lluvia y abundancia. El amor, esa noche, duerme en paz

Textos :   la dama: Laura Chiavetta* ,  el caballero: Nicolás García Sáez

https://losverdessonlosverdes.blogspot.com/2022/06/blog-post_33.html

Capítulo 2

Las relaciones en tiempos virtuales

La dama

Como un barquero entusiasta  el macho alfa se alista y zarpa hacia las recónditas aguas de la virtualidad para descubrir, tal vez, una fauna misteriosa y desconocida que no llega a comprender. Los especímenes femeninos de ese cardumen van y vienen sobre el vórtice marino de las emociones. Él se sumerge en el abismo azul para observar espejitos de colores, fotografías quizá retocadas con filtros, postureos diversos, cuerpos esbeltos y tal vez no tanto (no olvidemos que las luces y sombras pueden hacer magia de lo que no es). Las fantasmagorías lo atrapan, o acaso lo captura su propio instinto animal.

El caballero

Mister Beta y Mister Gama intentan comprender que es lo que quiere transmitir aquella señorita que, en el tumulto multitudinario de la virtualidad, actualiza cada cuatro minutos su perfil para mostrarse al mundo ataviada ( y en pleno gélido invierno) con una micro bikini, acompañando (¿justificando?) la fotografía con el epígrafe de algún autor ¨espiritual¨. ¿Aquellos pechos o esos glúteos bronceados y trabajados con tanto esmero en algún gimnasio, desean transmitir algún mensaje oculto y/o encriptado más allá de su notable exposición? ¿Hay algún misterio de alto vuelo que la ciencia y la metafísica deban dilucidar?

La dama

Mientras tanto, la fémina divaga y duda, sin saber por qué. Sus hormonas, tan cambiantes como la marea bajo la influencia de la luna, no la dejan comprender la “realidad/virtualidad” de una manera racional. Su sexto sentido se eleva sobre umbrales poco normales, la imaginación es ilimitada. Se pregunta qué busca el navegante, aunque la respuesta es clara. Intuye que el pescador es diestro en sus menesteres, sabe bucear tanto en mar como en río, conoce las señales, está al corriente de que el mar da signos, se puede agitar impetuoso o mecer con delicadeza.

El caballero

Mister Alfa es un capitán respetado dentro de la embarcación global. Así y todo, también puede agotarse cuando le toca remar en un dulce de leche con poca sustancia , que encima es virtual. Se pregunta a menudo por qué el mundo no es un lugar más sencillo para la tripulación de toda la humanidad. ¿Ulises está condenado a su propio mástil erguido mientras la cera se derrite lentamente en el interior de sus oídos? En otras orillas, Mister Beta y Mister Gama deciden emprender una travesía atávica. El primero tenderá a titubear, podrá caer o no ante la tentación. El otro pescará lo que haya, la apetencia es sabrosa cuando amanece y el cielo se transforma en un horizonte mutuo y cercano.

La dama

El poeta murmura al viento virtual, los sonidos se desplazan y el murmullo vuelve a él. Los deseos parecen ser recíprocos, “parecen”, verbo entre comillas; la fémina que posa y exhibe sus atributos en las redes sociales es, en general, insegura, lo más probable es que esté en la búsqueda de validación externa o deseosa de atención, o , quién sabe, tal vez esté compitiendo con otras por la cantidad de “me gusta”. Las redes sociales pueden funcionar como un arma de doble filo. Se distorsiona lo real y se vive en un mundo casi imaginario, la timidez se borra, y el miedo al rechazo también. Los hombres se animan a encarar a mujeres de todo tipo y ellas reciben más ceremonias y halagos que en la vida cotidiana.

El caballero

Mister Alfa experimenta un extraño efecto en el que se reúnen la esperanza y la compasión. No debe resultar sencillo habitar de un modo perenne dentro de aquel alboroto emocional y hormonal. La oxitocina, ahora en ambos géneros, debería ser conminada a practicar media hora de mindfulness por la mañana y otra hora de meditación tibetana cuando el firmamento está a punto de explotar. Mister Beta , ya sabemos, titubea, no sabe si escribir ¨hermosa¨ o rendirse para naufragar. Mister Gama, en fin, está condenado a ser un piropeador serial. La dama ataviada con la bikini necesita y al mismo tiempo desprecia a Beta y a Gama, su objetivo, claro, es el Alfa, así las cosas la dama solo hará ruido entre su propio silencio. Para cubrir todos sus defectos ella lo hará remar, pero… el capitán ya conoce el juego, bostezará y hacia otras tierras fértiles se dirigirá.

La dama

Se siente idílico el mundo de las relaciones virtuales, pero es un mundo que requiere de energía extra, ya que da pie a malas interpretaciones: una palabra de más o un sticker incorrecto puede llevar a la catástrofe amorosa. Para las nuevas generaciones es normal empezar y terminar una relación utilizando los medios tecnológicos. Se escucha el aullido de la ola y el marinero es bloqueado. La embarcación tambalea, el pescador recobra el aliento y pasa a la siguiente fémina de una lista que quizá se prolongue interminable. Una mujer, en su esplendor, puede captar hasta el más mínimo chapoteo del agua contra la orilla y el imperceptible susurro del viento entre los juncos.

El caballero

Hay una tendencia mundial, entre los humanos más sensibles, curiosos y atentos, a detenerse a observar lo que no se ve, a cierto despertar de una soñolencia prolongada que tenía aletargados los sentidos de todos aquellos ( y aquellas) cuyas antenas estaban conectadas a los dictámenes del Sistema. Pero el Sistema colapsó, o al menos tambaleó y ya no pudo volver a ubicarse en su mismo lugar. Lógico, si estamos hablando de materia y energía y todo lo que merodea alrededor. Ya sea por pandemia o plandemia, ya sea por enésima crisis o espejismos trillados que dejaron al descubierto su infinito ante un callejón sin salida, hubo un tsunami de gente que pispeó de refilón el menú de plástico que volvía a ofrecerse a cambio de una subsistencia miserable y prefirió dedicarse (en solitario o con la colaboración de otras personas) a cultivar su propia huerta. Hoy se hace demasiado evidente, por citar un ejemplo apresurado, que cambiar (con celeridad insegura) la enésima selfie maquillada en la foto de perfil de wasap no puede, por más que quiera, competir con la novena de Beethoven o las teorías de Einstein.

La dama

Las tecnologías nos acercan y a la vez nos alejan. Podemos estar en contacto con gente de todo el mundo, pero nada puede compararse con el cara a cara, el lenguaje no verbal, los movimientos y miradas sutiles, el hechizo de la energía femenina y masculina fluyendo en el aire, el primer acercamiento y las feromonas danzando en derredor, el roce de la piel, las pestañas de la mujer acariciando las mejillas del hombre, la voz cálida que incita el deseo y siembra la chispa. Labios húmedos y palpitantes. Miradas que se estremecen y la emoción impregnando el silencio cuando dos seres se encuentran y enlazan sus cuerpos físicos y energéticos en un instante eterno.

El caballero

El océano, mientras tanto, se pregunta lo siguiente: ¿Qué es más interesante, pasarme las horas del día viendo si el Atlántico o el Pacífico están conectados, en línea, o zambullirme en mis propias aguas para luego poder ofrecerle al viento (uno real, aquel que acaricia y mueve, que sostiene y siembra) un viaje inolvidable?

La dama : Laura Chiavetta ** / El caballero: Nicolás García Sáez

https://losverdessonlosverdes.blogspot.com/2022/07/lasrelaciones-en-tiempos-virtuales.html

 

**Laura Chiavetta escribió varias novelas exitosas con seudónimos femeninos y masculinos. Desde el año pasado comenzó a publicar sus textos con su nombre