Observo el cielo azul, sin nubes ni viento, e intento vislumbrar que podría haber más allá. Dicen los terapeutas transpersonales (y tantos otros) que el ser humano utiliza un pequeño porcentaje de las posibilidades de su conciencia, casi siempre agazapadas por los dogmas, el sistema, descansando en las sombras de un rincón limitado.
La Historia dirá que tendremos a un Einstein, a un Buda, también puede ser eterna la oportunidad de lograrlo. En pos de transitar los primeros pasos, cualquiera puede preguntarse por la ausencia de un elemento, indispensable para apagar al otro, arrebatado, descontrolado. La solución es demasiado sencilla, pero la ausencia de una flota de aviones hidrantes (no hace falta emular a Top Gun) brilla como una estrella fugaz.
© Nicolás García Sáez