Imágenes sutiles abren un abanico hacia el destino. Las runas hablan de ablandar una piedra, de la siembra y el surco, del viento, del agua y la lluvia que alimentan al llano. Las monedas antiguas de cobre hoy no alcanzan para un caramelo, pero su función primordial va despejando las dudas que hay en el camino. Aptas para la dama o el caballero, las noticias suelen ser buenas. Un planeta frutal brota y se expande en la penumbra. Un girasol de semillas da vueltas, murmullos, la tregua, el descanso. Los cuencos tibetanos suavizan todos los sonidos que vienen del exterior.
© Nicolás García Sáez