Filmo otra estatua de Buda, en posición de loto, meditando, aparentemente iluminado, portando una corona que, deduzco, él, a esa altura de las circunstancias y con varias pizcas de pudor, ya no hubiese aceptado llevar encima de su cabeza radiante. ¿Quién decide representarlo así? , ¿un escultor que habita las cercanías de los jardines de Lumbini?, ¿un artesano del conurbano bonaerense? La imagen puede ser sólida y bien esculpida, un buen trabajo, es cierto, tanto como que proviene de otra representación, tal vez una pintura, un dibujo, un grabado, una estupa o un texto histórico que lo describe minuciosamente
Es probable que toda su inmensa iconografía la pifie bastante a la hora de acercarse a su imagen real, a todas las imágenes del devenir de su existencia fructífera. Imposible saberlo, todas son meras especulaciones, máxime teniendo en cuenta que en el 500 antes de Cristo no había polaroids, mucho menos un Iphone para tomar expeditivamente la estampa más fidedigna del original de carne y hueso… que también hubiese provocado algún margen de error, o de percepción en el emblema, el símbolo, la figura. ¿Cuántas veces decimos, por no decir siempre, que bajo/a, que alto/a, que orondo/a, que delgado/a, que bigotudo/a que salí en la foto?
© Nicolás García Sáez